jueves, 18 de diciembre de 2008

Cantar de los Cantares

Para los que creen que Dios esta en contra de la sexualidad, pues sepan que todo lo contrario, es el regalo más apreciado y hermoso que El nos ha dado. Muestra de ello es como en la Biblia tenemos un libro llamado Cantar de los Cantares, el cual no habla para nada de Dios, los judíos lo leían en la celebración del matrimonio, pero su sentido religioso radica en expresar el amor de una pareja, pues todo el amor proviene de Dios. Se dice que sin este canto la Biblia estaría incompleta. Al igual que nuestras vidas sin esta realidad.

En este pasaje vemos como se destruyen los mitos, tabúes, y visiones puritanas sobre la sexualidad al exaltar la belleza increíble y maravillosa de los cuerpos y proclama las tonalidades del amor.

Algunos de mis fragmentos favoritos.

La Amada
1:2 ¡Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
1:3 sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
1:4 Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte!

La Amada
2:16 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,

que apacienta su rebaño entre los lirios!
2:17 Antes que sople la brisa y huyan las sombras
¡vuelve, amado mío,
como una gacela,
o como un ciervo joven,
por las montañas de Beter!

El amado

Las curvas de tus caderas son como collares,
obra de las manos de un orfebre.
7:3 Tu ombligo es un cántaro,
donde no falta el vino aromático.
Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
7:4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela.
7:5 Tu cuello es como una torre
de marfil.
Tus ojos, como las piscinas de Jesbón,
junto a la puerta Mayor.
Tu nariz es como la Torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco.
7:6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo,
tu cabellera es como la púrpura:
¡un rey está prendado de esas trenzas!
7:7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora,
mi amor y mi delicia!
7:8 Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos a sus racimos.
7:9 Yo dije: Subiré a la palmera,
y recogeré sus frutos.
¡Que tus pechos sean como racimos de uva,
tu aliento como aroma de manzanas,
7:10 y tu paladar como un vino delicioso,
que corre suavemente hacia el amado,
fluyendo entre los labios y los dientes!

0 comentarios: